Sobre dogmas, estupidez y máculas

Hace ya bastante tiempo que me alejé de las conversaciones sobre lo orgánico del PSOE por varias razones, entre ellas por la violencia existente entre los propios compañeros (presagio siempre de cosas no especialmente positivas) y, fundamentalmente, por paz mental.

En el día de hoy me he hecho eco de las declaraciones del ex senador de ERC Santiago Vidal a propósito de Pedro Sánchez y sus conversaciones con el independentismo en aquellos tiempos en los que lo importante era él, Pedro Sánchez, y no su partido, el PSOE. Que el ex Secretario General Sánchez hablaba con el independentismo temas de investidura no es algo nuevo: lo reconoció el propio Sánchez en el programa de la Sexta “Salvados”. Tampoco es un secreto que las resoluciones del Comité Federal del PSOE son públicas, y que hasta en dos ocasiones nuestro máximo órgano fue taxativo: no se podía tener conversación alguna sobre la investidura con independentistas. Sánchez lo hizo. Y por esa, y otras muchas razones más, perdió la confianza del Comité Federal.

Empiezo a estar cansado de esta nueva religión que nos ha legado Pedro Sánchez. Como nota aclaratoria diré que todas las religiones necesitan un mártir que murió por la causa para así seguir avanzando en su intención de imponer el pensamiento único, del que por supuesto, no puedes discrepar sin ser agredido. Y bien, por expresar mi opinión, sobre Pedro Sánchez y esta nueva religión, a medio camino entre el fanatismo y la gilipollez más extrema, me han calificado de “dar asco”, ser un “mentiroso” y algunos aprecios más.

Hacernos comulgar con la Inmaculada Concepción es, a estas alturas de la película, un poco ingenuo. Pedro Sánchez, como he expresado en más de una ocasión para mí ya es pasado, pero no puedo callar ante la religión de la división que nos ha legado, que sigue bien presente. Yo también lo he pasado mal en lo orgánico y jamás se me ocurrió llamar asqueroso o cobarde a un compañero. Pero entiendo que las religiones tienen sus peculiaridades.

Me rebelo ante esta lógica espuria, me rebelo ante la imagen inmaculada y quasi perfecta (pantocrátor modus) de Pedro Sánchez. Y me rebelo porque no apuesto por los dogmas. Me preocupa no ya la idea delirante que se tiene sobre Sánchez, sino las inercias que nos ha dejado como herencia. Tenemos que intentar construir un PSOE fuerte, sobre todo porque la sociedad será así más fuerte y resistente a las injusticias. Pero también como socialistas tenemos que ser firmes ante cualquier discurso que se aleje de la razón para entrar en las vísceras. A mí ya me aburre la inmaculada concepción. Yo siempre apuesto por la mácula.

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@MarianoBeltran

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